¡¡¡ bienvendidos miembros del jurado !!! esta web ha sido crada para ser leida por los miembros del jurado del premio del consejo social a los mejores estudiantes erasmus de la universidad rey juan carlos. espero que disfruten de su lectura tanto el excmo. sr. presidente del consejo social como el excmo. vicerrector de relaciones internacionales, al igual que el director del Servicio de Relaciones internacionales y los dos vocales del Consejo social

miércoles, octubre 11, 2006

Bratislava.

Todos los Erasmus a Bratislava !!!

La idea de irnos todos a Bratislava surgió de Norbert, un austriaco divertido que estudia turismo en el IMC y que realiza prácticas de su carrera haciendo negocio con los estudiantes de intercambio.
Norbert alquiló un autobús, reservó un albergue en el centro de Bratislava, organizó una visita a la ciudad y habló con un restaurante de la capital para que nos hicieran un buen precio. A todo esto le sumó un margen de beneficios y lanzó un e-mail colectivo a todos los estudiantes de intercambio con la oferta: IMC goes to Bratislava, a funny weekend for 49 euros !!!
Dicho y hecho, todos a Bratislava. Tantos se apuntaron al viaje que al final no quedaba plaza en el bus ni para el propio Norbert, al que le propuse llevarle en mi coche junto a su novia letona y una amiga mía vasca a cambio de que me saliera gratis el fin de semana.
Durante el viaje fuimos escuchando música y charlando. Hablamos sobre la circunstancia de que la mayoría de los vieneses no hayan visitado nunca Bratislava, ciudad que se encuentra apenas a 50 kilómetros de la capital austriaca. Esto se debe a que antes de la caída del muro de Berlín era muy complicado cruzar la frontera, ya que te registraban el coche y te interrogaban. Como resultado se formaban interminables filas de espera en la frontera. Todavía Bratislava no se ha recuperado de una fama merecida en tiempos pasados pero que hoy no refleja en absoluto la realidad eslovaca.

Una ciudad a dos ritmos.

Bratislava es una ciudad de apenas medio millón de habitantes que está viviendo una transformación radical a un ritmo vertiginoso.
La mejor forma de observar la pequeña capital es subir a la torre del puente nuevo, una inverosímil estructura de hormigón que por un lado sustenta un enorme puente colgante y por otro lado alberga en lo alto un elegante restaurante-mirador.
Desde allí uno puede ver los grandes barcos que navegan por el Danubio y algunos barcos estáticos como el de la discoteca Circus, en la que pasé una noche divertidísima aquel fin de semana.
El restaurante está orientado a la parte bonita de la ciudad, es decir; al castillo del siglo xv, la catedral donde durante más de tres siglos fueron coronados todos los reyes del imperio austro-húngaro, su centro histórico lleno de salas de exposiciones, sorprendentes edificios y de vanguardistas cafés y restaurantes. Ésta es la ciudad dinámica y cosmopolita, ciudad mosaico de estilos.
Sin embargo, en la otra orilla del Danubio se nos muestra una desoladora postal de la época comunista, kilómetros de colonias de viviendas todas iguales.